Segunda carta pastoral: al clero y a los fieles de la adquidiócesis

Abstract

Jamás, en ningún tiempo, so ha encontrado nuestra Nación en circunstancias más tristes, más angustiosas ni más dosconsoladoras, que ahora, cuando parece que los elementos y los hombres se hubiesen confabulado para arruinarlo y para destruirlo todo: las fuerzas de la Naturaleza y las pasiones de los bombres se han como puesto do acuerdo para extinguir las fuentes de la vida (en nuestra desgraciada República: una prolongada sequía va convirtiendo poco a poco, los campos en desiertos, y donde antes so oía el ruido de la vida, comienza ya a reinar el silencio de la muerte, las pasiones do los hombres, con una ceguera desapoderada, se afanan por cavar pronto el sepulcro, en que han de ser arrojado al pueblo ecuatoriano.