Agonía y paisaje del caballo: 18 poemas

Abstract

Entre albañil, mozo de hotel o baquero, preferiste brequero, Hijo de ladrón no ibas a resignarte a la mansedumbre de la plomada: tus progenitores, un cuatrero comerciante de caballos y una lavandera que olía como una barca. Cuando se daba ella oía, a lo lejos el suclazo del río. Tu madre sopló como una res cuando te sorprendió el primer frío del alba, pero tenías ya músculos de ganapán y ojos de contrabandista. Después un policía café acomodaba su burbuja en la extremidad de un calibre y un bache negro alertó para siempre la cachaza del cuatrero...